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Ahora Israel implora, diciéndome: “¡Ayúdanos porque tú eres nuestro Dios!”. Pero es demasiado tarde. Israel ha rechazado el bien; por eso, sus enemigos la perseguirán. Israel ha nombrado reyes y príncipes sin consultarme, que no cuentan con mi aprobación. Han usado su oro y su plata para fabricarse ídolos, los que los llevarán a la destrucción.

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